Hay
cuerpos que los amamos por su belleza inevitable, hay otros cuerpos que los
amamos por sus carismáticos movimientos y hay otros que amamos y no olvidamos
nunca.
Hay cuerpos como piedras en el océano.
Hay cuerpos como piedras en el océano.
Escribo por tensión, pulsión, por vocación. Escribo porque no sé hacer otra cosa. Me declaro culpable de toda culpa inconfesable. Insomne, apasionada y otras tantas neurótica pero nada en serio.
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