Ella,
que le llama "mi niño",
que le da de beber,
de comer,
que lo baña y asfixia
cada noche
y a la mañana siguiente,
sin falta ni demora,
lava su rostro y le augura:
NADIE COMO YO
TE HARÁ EL AMOR,
mi viejo encantador de serpientes.
Ofelia Pérez-Sepúlveda
Fragmento: "Canción de cuna de la Contorsionista" en De las tantas Voces