Y al final qué nos queda, dime qué nos queda.
El recuerdo de un beso, la caricia sin culminar, el abrazo,
el roce,
¿la herida?
¿la herida?
Escribo por tensión, pulsión, por vocación. Escribo porque no sé hacer otra cosa. Me declaro culpable de toda culpa inconfesable. Insomne, apasionada y otras tantas neurótica pero nada en serio.