19 mayo 2012

Susana



Pues sí, lo tengo muy claro, nunca un enamoramiento me duró más de un año. Casi siempre, el resto del tiempo sólo sobrellevaba las situaciones, me entregaba al trabajo, a la danza, a la actuación, a mis hijas, a mi madre, y suplía la necesidad de tener una relación en forma, no sé si por temor o por costumbre, pero así era. Además, no tenía idea de cómo podía ser una relación sana. La verdad es que la mayoría de las que conozco, dan asco. De hecho creo que me daba terror la idea de envejecer al lado de alguien, de hecho me daba terror la idea de envejecer en general. Había decidido, según yo, suicidarme a los sesenta años, pero me quise adelantar en el 95.

A Isak lo conocí en 93, en una fiesta; él estaba tocando, me gustó, le pedí a un compañero del Partido, pues era una fiesta del Partido, que me lo presentara. Se hizo menso. Cuando ya me iba, me encontré de frente con él, mientras mis hijas iban al baño, no sonreímos y él me preguntó si podía verme otra vez. Le di mi teléfono, me llamó, salimos una vez y no sé por qué le platiqué casi toda mi vida...

El miércoles volví a salir con él, fuimos a desayunar; al salir me ofreció opciones sobre qué hacer: ir al museo, ir al cine, qué sé yo. Le respondí que fuésemos a un hotel y él aceptó. Traté como siempre, de darle mi cuerpo, pero él no se iba a conformar, quería más, pero yo no tenía mucho más que dar y ahí estuvo el problema.

Aura Macías
(Concurso Premios DEMAC 1999-2000)

Tomado de:
Claro que me atrevo, escritos de mujeres mexicanas, México, Documetación y estudios de mujeres A.C., 2006.
Feeling Goog!

He vuelto