A F.
Sé que fueron muchas las cosas que no dije: "quédate", "podemos hacerlo juntos", "te escucho", "lo siento", "me dueles", "no te vayas, no todavía."
Sin embargo, esas frases quedaron atoradas en mi pecho, se hicieron nudos en la garganta. Lo que no dije se volvió insomnio, llanto ahogado, saudade.
Yo te amaba: con temor y silencio, con incertidumbre exagerada.
Inconmensurablemente.
Te amaba y admiraba, pero un día dejé de hacerlo.
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