Llueve sobre tejados
de casas olvidadas.
Fuimos días póstumos,
tumbas sin sacrificios,
en el principio,
hijos de la tierra.
Mi perfume de agua
anuncia la despedida.
Tus grandes ojos,
lluvia que vuelve en agosto.
Escribo por tensión, pulsión, por vocación. Escribo porque no sé hacer otra cosa. Me declaro culpable de toda culpa inconfesable. Insomne, apasionada y otras tantas neurótica pero nada en serio.
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