Hace un año, por estas fechas, estaba ideando, haciendo planes, construyendo sueños.
El inicio del 2017 no fue lo que esperaba, vinieron golpes, muchos, algunos más fuertes que otros.
Hubo varios duelos; el primero por distanciamiento; los otros por muerte.
Y aquí estoy de nuevo, antes de que empiece el primer día del último mes del año, agradeciendo y al mismo tiempo maldiciendo... 2018, sé más generoso conmigo.
Escribo por tensión, pulsión, por vocación. Escribo porque no sé hacer otra cosa. Me declaro culpable de toda culpa inconfesable. Insomne, apasionada y otras tantas neurótica pero nada en serio.
30 noviembre 2017
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