Sé que has caminado por la curva de mi cadera, hombre de cenizas... ¿No te duelen los huesos por insomnio?
Despierta, estás sólo, sin cuerpo, sin voz.
No hay perros que te cruzen el río, ni hijos que te lleven en la memoria.
Escribo por tensión, pulsión, por vocación. Escribo porque no sé hacer otra cosa. Me declaro culpable de toda culpa inconfesable. Insomne, apasionada y otras tantas neurótica pero nada en serio.
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